Hace casi treinta años, en un pupitre de la facultad, camuflado entre otros muchos garabatos, encontré este inspirado poema de anónima autoría:
La libertá
nonainonaino
nonainoná
nonainonaino
nonainoná
Lo cierto es que su compleja rima y su misterioso mensaje me han acompañado durante todo este tiempo, así que ahora, que me adentro en la maravillosa (espero) cincuentena, me pongo el mundo por montera e inauguro este blog para escribir cuando yo quiera, como yo quiera y de lo que a mí me parezca. En plena libertá.