martes, 26 de julio de 2016


Mucho mejor para cerrar el día. Maravillosa la música. Y también el músico.

TRES por UNO 

Por segunda vez, me animo a escribir una pseudoopinión literaria. Pero debido a su temática común, voy a intentar aprovechar la época de rebajas para dar un tres por uno.

Por recomendación familiar el primero, por afinidades varias el segundo y por el unlibromellevaaotro  el tercero, este año he leído en el plazo de unos meses tres ejemplares de temática similar. Muy buenos lo tres, parecidos pero a la vez muy diferentes.
Por orden de llegada a mi vida :

- El informe Brodeck, de Philippe Claudel.
- La tierra que pisamos, de Jesús Carrasco.
- Trilogía de Auschwitz, de Primo Levi.

Los tres han venido para quedarse, y ya los he recomendado con entusiasmo. Como aviso a navegantes: no son libros fáciles ni esperanzadores. Al contrario, son tremendos, y al leerlos te das de bruces con la parte más sucia y cruel del ser humano, esa que posiblemente forma parte de todos nosotros, y que solo necesita ser alimentada por un instinto de supervivencia tan brutal que anule cualquier otro sentimiento. 

En El informe Brodeck, publicada en 2007 y premiada con el Goncourt de ese año, el narrador-protagonista debe redactar un informe sobre un hecho terrible ocurrido en el pueblo, no mucho tiempo después del final de una guerra de la que él mismo fue víctima. El relato de lo ocurrido ese día se mezcla con recuerdos de las distintas etapas de su vida, con el de las amargas jornadas que precedieron a la contienda y con la dolorosa evocación de su vida como prisionero. El ambiente es envolvente y opresivo. Y denso, atrapador, angustioso. Poco a poco, se va destejiendo la verdad de la historia, de todas las historias, o mejor las verdades, que son varias y llevan aparejada la culpa, una culpa imborrable e infinita.

La tierra que pisamos, publicada este año, es una novela más breve, pero no más sencilla en su estructura, Con varias tramas que se entrelazan, a veces dentro del mismo capítulo, el autor va modificando el espacio físico y el temporal, de forma que te va llevando sin dartecuenta a cambiar el lugar y la perspectiva desde la que observas los acontecimientos que se van desnudando bajo nuestra mirada, Nos remueve el descubrir la capacidad del ser humano de hacer daño, el miedo a la guerra, el desgarro de la pérdida y la negación de los vencedores como mecanismo para la supervivencia.

La Trilogía de Auschwitz es el más sencillo como obra literaria, puesto que no es una ficción, sino un testimonio de lo que vivió el autor como prisionero de un campo de concentración. En el primer libro, Si esto es un hombre, narra su día día en el Lager, En ocasiones resulta hasta desapasionada la forma en que relata, y no denuncia, la barbarie de la que fue testigo. Duele leerlo.

El último libro de la trilogía de Primo Levi, Los hundidos y los salvados, es un ensayo, una reflexión que valdría para los tres libros que comento hoy: en realidad, un análisis sobre la condición humana, sobre el porqué del comportamiento de los opresores y de los oprimidos, de los que luchan y de los que se dejan aplastar, de los que acatan órdenes terribles sin pestañear, de la responsabilidad de los que planifican la barbarie, y de los que miran para otro lado, del sentimiento de culpa por estar vivo. de los remordimientos por lo no hecho, de las víctimass que consiguen aprender a vivir con su verdad y de las que nunca dejan de serlo e incluso deciden acabar con su vida...

Y ahora, dicho esto, buscaré algo superficial y ligero para terminar el día. 

domingo, 24 de julio de 2016

PSEUDOCUENTO O MICROBOBADA I

PARTIDA DECISIVA

-Jaque
-No sé, ¿ estás seguro? Es agresivo, amenazador, pero no te asegura el triunfo final.
-Jaque mate
- Dominio del tablero, vencedor indudable...demasiada arrogancia como tarjeta de presentación.
- Acabáramos. Entonces mejor Anselmo, como mi padre,
LA LETRA PEQUEÑA

Mis esperadas vacaciones me han mantenido alejada de este pseudoblog durante semanas. Primero por la preparación previa, después por el disfrute propiamente dicho y finalmente por la resaca posterior.

Aunque todos compartimos sentimientos parecidos en relación a estos días, y admito que ya es un lujo el hecho de poder disfrutarlas, en mi caso tiene  mucho de huida, de salto sin mirar atrás.

Los días son más largos y  luminosos aunque caigan chuzos, tengo la risa  fácil y el mundo me parece un lugar más amigo. Sin horarios ni obligaciones, mi gente encaja mejor, y las conversaciones brotan y me descubren facetas nuevas, sorprendentes o divertidas. Me gusta cómo somos esos días.

La vuelta es una tarea perezosa, una sobredosis de realidad y un molesto pellizco en tu renacido entusiasmo: todo está exactamente en el mismo lugar dónde se quedó, y te espera, paciente, para volver a instalarse en tus costuras.

A simple vista las condiciones son las mismas, y el color de tu piel más saludable. Lo malo en la vida suele estar en la letra pequeña. Como en todo contrato indefinido.