LARGO RECORRIDO
Desde días antes elaborabas calaveritas de azúcar y preparabas coloridos
altares para ellos, tus ausentes difuntos. Sin grandes gastos, claro, un
despilfarro absurdo. Para quitar dramatismo a la situación y ayudarte a
distraer el dolor de la distancia, ponía
motes a las nuevas incorporaciones del año y les daba la bienvenida a su nuevo
estado incorpóreo mientras tú llorabas en silencio. La nostalgia supongo. Comprábamos
algunas flores, pocas en tu opinión. Para las plantas de los parques no era
buena época: demasiado vigiladas. Encendíamos velas aromáticas, no mucho rato, me
producían malestar, picor de ojos y una fastidiosa rinorrea.
Nuestra celebración de Todos los
Santos te parecía triste y gris. Añoraste siempre México, pero mucho más un día
como hoy. Todos mis muertos están allí, decías. Admito que me reía de lo
absurdo de tu afirmación, e intentaba animarte con mis bromas sobre la supuesta
facilidad de los espíritus para moverse de un país a otro, ligeros y sin pasar
por caja. Que vengan ellos, que vuelan gratis. Ya iremos otro año. Con
frecuencia, mascullabas entre dientes algo que no entendía y que no compartías
conmigo, ¿alguna invocación?, te preguntaba,
aprovechando para hacer una más de mis chanzas
sobre vuestros primitivos ritos; soy así, incorregible. Ni puta gracia, te oí
decir un día, imagino que superada por
el peso de la emoción. Colocabas suculentas
fuentes con sus frutas y sus comidas favoritas, que yo picoteaba a ratos, ya
sabes que no soporto dejar que la comida se eche a perder. Me hablabas poco
últimamente, creo que era el habitual desgaste de la convivencia en una pareja como
la nuestra, atípica, pero bien acoplada, ya con un largo recorrido.
Si estuvieras aquí te diría que sí, que
tenías razón, que los difuntos quedan atrapados en el lugar al que pertenecen.
Ve a buscarme si puedes, este año volarás gratis, fueron tus últimas palabras.
Algo más dijiste de un capullo, aunque quizá entendí mal, porque no dejaste ni
una flor, ni una vela, ni un pequeño altar, ni siquiera un triste pastelito.