miércoles, 22 de enero de 2020

COSAS QUE ME PASAN

Me da miedo entrar en la cocina
me da miedo lo que pueda haber
la tostadora se ha vuelto asesina
el lavaplatos no me puede ver

   Siempre te están pasando cosas, dice mi hijo, con una mezcla de asombro y desesperación. Porque no se refiere a que me toque la lotería, me llegue una oferta de trabajo inesperada y tentadora, me surja un viaje por sorpresa, me premien por cualquiera de mis talentos ocultos...no. Cansado está de las cosas que me pasan. Suelo padecer rachas temáticas: de enfermedades (nada graves), de accidentes (a los que sobrevivo sin grandes secuelas), de extravíos de objetos que no están en el lugar en el que yo misma los puse... Ahora sufro intentos de agresión de mi propio hogar, y él no da crédito. 

   Esto no es frecuente, dijo el técnico cuando entró en la cocina para reparar la puerta del frigorífico descolgada. Se vino abajo de golpe y de frente, que quizá fue una queja por abrirla con poca delicadeza. Acudió pronto, el profesional, aunque me dio tiempo a recoger el revuelto de huevos con cristales y otros aderezos que se me cocinó en el suelo. 

   Decidí no ponerme ese vestido ( ¿estaría mi casa en desacuerdo con la elección?), y lo devolví a la barra en su correspondiente percha. Una de las puertas del armario ropero, de esas que llevan un grueso cristal adosado, se abalanzó contra mí. Tanto la puerta como yo sobrevivimos al encontronazo, aunque ella necesitó arreglillos. Me pasó por encima, como haciendo una especie de declaración de fuerza, de superioridad, sin intención de lastimarme de verdad. ¿Otro reproche?

   Esta mañana he abierto el lavavajillas para vaciarlo. Inmediatamente, la bandeja inferior se ha deslizado hacia fuera, con decisión, para escupir acto seguido su contenido sobre el suelo, todos los platos, fuentes y cubiertos que sostenía. Como un estornudo, atchús, y TODO fuera. Los daños han sido de escasa importancia, cinco platos, los cinco de una fea vajilla que nos "regaló" una sucursal bancaria hace tiempo, que es a la que menos aprecio tengo. Lo demás intacto. O sea, ¿era otro aviso?¿ Qué me está tratando de decir mi casa? 
   
   Entonces recuerdo que acabo de terminar un libro en el que mueren los cazadores de un pueblo. La prota, defensora fanática del medio ambiente, sugiere a los vecinos que es la naturaleza la que se está vengando de ellos, la que los mata, utilizando a los animales. Por ejemplo, corzos. Corzos vengativos. En mi caso es mi propio hogar el que debe estar molesto por algo. Lo mantengo calentito, razonablemente limpio, ventilado. Debo revisar mis hábitos, algo se me debe escapar y espero dar pronto con ello. Por mi hijo, que me mira con condescendencia. Por mí, pues diría que la lavadora, con su ojo de cíclope, ya me está mirando mal.